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SANTA CATALINA DE RICCI OP

Nació el 25 de abril de 1522 en Florencia, Toscana, Italia y recibe el nombre de Alejandra. Sus padres fueron Pedro Francisco Ricci y Catalina Ponziano. Quedó huérfana de madre desde muy niña, y su padre la puso en el convento de monjas de Monteceli al cuidado de una tía suya, Sor Luisa Ricci, quien la instruyó en la vida religiosa. Allí acostumbraba hacer oración ante un Santo Cristo que desde entonces fue llamado el Crucifijo de Alejandra. Pasó a los doce años al monasterio de San Vicente de las hermanas de la Tercera Orden de Santo Domingo en la ciudad de Prato (Florencia) y recibiendo el hábito a los trece años de manos de su tío Timoteo Ricci, tomó el nombre de Catalina. Allí pudo finalmente sumergirse en la contemplación de Jesús crucificado. Durante doce años (1542-1554) revivió en su cuerpo, martirizado por las llagas del Crucificado, con éxtasis y espasmos dolorísimos, la pasión del Salvador. Recibió los estigmas de la pasión de Cristo en su cuerpo. De las muchas y dolorosas enfermedades que sufrió, dos veces sanó milagrosamente después que se le apareció la Virgen María acompañada de Fray Jerónimo Savonarola y sus compañeros Fray Domingo y Fray Silvestre. Catalina gustaba de visitar a personas agonizantes para ayudarles a bien morir. Tenía gran compasión por las almas del purgatorio. Hacía sacrificios y oraba intensamente por ellas y podía ver los sufrimientos que allí se padecen; Dios le concedió ver cuando esas almas salían limpias hacia el cielo. Incluso vió a su madre salir del purgatorio gracias a sus oraciones. Llena del fuego del Espíritu Santo, buscando incansablemente la gloria del Señor, promovió la reforma de la Vida Regular, inspirada especialmente por Fray Jerónimo Savonarola, a quien veneraba con agradecido afecto y se refería a él como “el mártir”. Su amor a la Pasión del Señor la llevó a componer con versículos de la Sagrada Escritura una meditación reposada sobre los sufrimientos de Cristo, que los libros corales dominicanos han transmitido y que se canta cada viernes de cuaresma.

Recibió de Dios abundancia de carismas celestiales, entre ellos el don de conocer los secretos de las almas, el don de profecía y el don de la bilocación; también una exquisita prudencia y un especial sentido práctico, que hicieron de ella la superiora ideal: fue superiora durante dieciocho años y repetidamente maestra de novicias. Muchos se convirtieron con sus oraciones, otros con oír hablar de ella o sólo verla. Mucha gente sencilla iba a visitarla. Al monasterio de San Vicente llegaron buscando su consejo príncipes, cardenales y prelados. Entre ellos, llegó el cardenal Montepulciano, futuro Papa Marcelo II; lo mismo el Papa León XI cuando era cardenal. Veía en visiones a menudo a Santa María Magdalena, Santo Domingo, Santo Tomás de Aquino, San Vicente Ferrer y Santa Tecla. Al igual que Santo Tomás de Aquino, le habló un Crucifijo que tenía en su celda y le dijo: “Tu vida y tus obras, esposa mía, me son muy agradables”. También veía con frecuencia en la hostia consagrada a nuestro Señor, ya de niño, ya de hombre, hablándole desde allí amorosamente. A su ángel de la guarda, Dios le condedió verlo y hablar con él. Tuvo gran amistad con San Carlos Borromeo, San Felipe Neri, San Pío V y Santa María Magdalena de Pazzi, con quien se conserva un abundante epistolario. San Felipe Neri narra que visitó espiritualmente, sin moverse de Roma, a Santa Catalina, quien también narró lo mismo. El Señor anunció su pronta muerte con señales milagrosas, apareciendo en el convento un gran resplandor, desde el momento en que enfermó hasta que murió. Se oyeron también cánticos celestiales como diciendo “Veni electa mea” (Ven mi elegida). Santa María Magdalena de Pazzi y otras personas la vieron subir radiante al cielo. Murió el 2 de febrero de 1590. Fue beatificada por Clemente XII el 23 de noviembre de 1732 y canonizada por Benedicto XIV el 29 de junio de 1746. El cuerpo de la santa se venera en la basílica dedicada a san Vicente Ferrer en Prato.


            “Santa Catalina de Ricci, estigmatizada”, por Fr Paulino Alvarez, en “Santos, Bienaventurados, Venerables de la Orden de Predicadores”.
                   
            The life of St. Catherine de Ricci VOT. by unknown author dedicated to the nuns of England, who shield their country by their prayers, and by their meek austerities make reparation for its sins.
                   
            Le lettere di Santa Caterina De´ Ricci alla famiglia con la giunta di alcune altre. Raccolte da Cesare Guasti e pubblicate per Cura Di Alessandro Gherardi.
                   
            St Catherine De Ricci, her life, her letters, her community. By F. M. Capes. Preceded by a treatise on the Mystical Life by F. Bertrand Wilberforce O.P.
                   
            Libro de la vida, virtudes y milagros de la portentosa virgen Santa Catalina de Ricci. Fr Domenico Maria Marchese OP
                     
            Vita della venerabile serua di Dio suor Catarina Ricci fondatrice del monaftero San Vicenzo di Prato. Fr Domenico Maria Marchese OP.
                   
            Carta del dia 18 de Abril de 1554, Domingo de Ramos (Conseguiremos trofeo rojo y amarillo: Jesús en la Cruz). Santa Catalina de Ricci OP.
                   
            A Cristo Crucificado (Versículos sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo). Santa Catalina de Ricci OP.

 


1 Rogamos a los amantes de la “Sana Doctrina” (Tt. 1, 9) nos comuniquen cualquier contribución que puedan hacer.

 

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