En aquel tiempo, Herodes el Tetrarca, oyó la fama de Jesús, y dijo a sus criados: "Este es Juan el Bautista, que resucitó de entre los muertos, y por eso virtudes obran en El". Porque Herodes había hecho prender a Juan, y atado, ponerle en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano. Porque le decía Juan no es lícito tenerla. Y queriéndole matar, temió al pueblo porque le miraban como a un profeta. (vv. 1-5)
Glosa
Después de habernos manifestado el evangelista las calumnias que los fariseos levantaron contra Cristo a propósito de sus milagros y la admiración que le profesaban por razón de estos milagros, y que sin embargo, a pesar de esta admiración le despreciaban, pasa ahora a referirnos la opinión que de El había formado Herodes por los milagros que había oído contar; y por eso dice: "En aquel tiempo oyó Herodes", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 48,2
No sin causa marca el evangelista en este pasaje la época: es para darnos a conocer el orgullo y la indiferencia de este tirano, quien no trató de informarse en seguida de quién era Cristo, sino después de pasado muchísimo tiempo. Es precisamente lo que acontece a aquellos que están en el poder, que rodeados de aduladores y entregados al orgullo, miran su salvación como un negocio de escaso interés.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,43
Dice San Mateo: "En aquel tiempo", no en aquel día ni en aquella hora; también San Marcos lo refiere así, y de la misma manera aunque no con el mismo orden ( Mc 6) puesto que lo cuenta después de haber dicho que el Seńor mandó a sus discípulos a predicar, sin dejarnos lugar a suponer que El trató de hacernos ver una continuación de tiempo. De la misma manera está puesta la narración de San Lucas ( Lc 9) que la de San Marcos, quien únicamente nos hace suponer que El no quizo seguir el orden cronológico de los hechos.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 48,2
Mirad cuán grande cosa es la virtud. Herodes tuvo miedo de Juan a pesar de estar muerto, y por eso habla de su resurrección: "Y dijo a sus criados: Este es Juan", etc.
Rábano
Por este pasaje podemos comprender la envidia grandísima que tenían los judíos a Jesús. El extranjero Herodes, a pesar de que no tenía testigo alguno que lo asegurase, dice que Juan había resucitado de entre los muertos; y los judíos, no obstante de tener profetas que les dijeron que Jesucristo resucitaría, prefirieron negar la resurrección del Salvador y sostener que había sido arrebatado clandestinamente del sepulcro, lo que nos muestra que entre los gentiles hubo más docilidad para creer que entre los judíos.
San Jerónimo
Un intérprete ortodoxo pregunta por qué razón sospechó Herodes que Juan había resucitado de entre los muertos, como si quisiera darnos a nosotros mismos la razón de la inconsecuencia de nuestros enemigos, o como si de sus palabras quisiera dar a entender que creía en la metempsicosis, que admite que después de muchas evoluciones de tiempo, las almas pasan a diversos cuerpos, puesto que el Seńor tenía treinta ańos cuando Juan fue decapitado.
Rábano
Con razón todos los que admiten la resurrección de los muertos se ven precisados a admitir que los santos tendrán más poder después de la resurrección que el que tuvieron con la debilidad de la carne; y por eso dice: "Y por eso virtudes obran en El".
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,43
Mas San Lucas dice: "Y dijo Herodes: Yo he decapitado a Juan: ¿quién es éste de quien oigo hablar tanto?" ( Lc 9,9). Puesto que Lucas nos presenta a un Herodes dubitativo, debe entenderse que, después de haber estado perplejo, se convenció en la creencia de lo que le referían sus cortesanos, lo cual manifiesta San Mateo en estos términos: "Este es Juan Bautista". A no ser que fueran pronunciadas esas palabras para indicar la perplejidad que las acompańaba. No hay dificultad en tomarlas en ambos sentidos: o como convencimiento ante las palabras de los que le rodeaban, o como expresión de su perplejidad, como refiere San Lucas.
Remigio
Quizá pregunte alguno, ¿por qué San Mateo dice: "En aquel tiempo" habiendo dicho mucho más arriba que el Seńor, después de la muerte de Herodes, se volvió desde Egipto? Pero se desvanece esta dificultad teniendo presente que hubo dos Herodes. Y muerto el primer Herodes, le sucedió su hijo Arquelao, que después de diez ańos, fue desterrado a Viena, ciudad de la Galia. Después César Augusto mandó que fuese dividido este reino en Tetrarquías y dio tres partes a los hijos de Herodes. El Herodes, pues, que decapitó a Juan es el hijo de Herodes el mayor, en cuya época nació el Salvador; y esto mismo lo da a entender el Evangelio al usar la palabra tetrarca.
Glosa
Después de habernos dicho la opinión de Herodes sobre la resurrección de Juan, vuelve el evangelista a hablarnos sobre el modo como murió Juan, de quien nada había dicho antes.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 48,2
Y no nos refiere el evangelista esta historia como una cosa principal, puesto que su objeto es hablarnos solamente de Cristo, sino porque este hecho está relacionado con la historia del Salvador. Dice, pues: "Herodes mandó prender a Juan, y atado", etc.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,44
San Lucas no refiere este hecho en el mismo orden, sino que lo une a la narración del bautismo del Seńor ( Lc 3); por donde se ve que lo que preocupó al evangelista fue el referirnos lo que aconteció mucho después. Porque después de hacer mención de las palabras de Juan, que nos presentan al Seńor con el bieldo en la mano, ańade a continuación lo que el evangelista San Juan refiere, que no sucedió inmediatamente. Puesto que nos dice que Jesús, después del bautismo, se fue a Galilea, que después se volvió a Judea, donde bautizó cerca del Jordán; y todo esto antes de que Juan fuese encarcelado. Ni San Mateo ni San Marcos refieren el encarcelamiento de Juan en este orden, como se ve por sus escritos, porque ellos dicen que después de encarcelado Juan, el Seńor estaba en Galilea, y después de los muchos milagros que allí hizo, que fueron causa de que su fama llegara a oídos de Herodes, refieren cuanto dice relación con la prisión y muerte de Juan. El motivo que hubo para que Juan fuese aprisionado lo dice en las palabras siguientes: "A causa de Herodías, mujer de su hermano; porque le decía Juan: no te es lícito tenerla".
San Jerónimo
Cuenta una historia antigua que Filipo, hijo de Herodes el mayor y hermano de este Herodes, se casó con Herodías, hija de Aretas, rey de la Arabia; y que después el suegro, por ciertas desavenencias contra el cuńado, se llevó a su hija, y para mortificar al primer marido la casó con Herodes, su enemigo. Luego, Juan Bautista, que había venido con el espíritu y la virtud de Elías ( Lc 1), con la misma autoridad con que éste había reprendido a Acab y a Jezabel ( 1Re 21), reprendió a Herodes y a Herodías por su matrimonio ilegítimo. El les dijo que no era lícito, mientras viviera su hermano, tomar por esposa a su mujer, prefiriendo correr los perjuicios de un rey que olvidar en la adulación los mandamientos de Dios.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 48,2
No se dirige, sin embargo, a la mujer, sino al hombre, porque éste era la causa más principal.
Glosa
Probablemente profesaba la ley judaica, y por eso Juan en nombre de esta ley le prohibió el adulterio. Sigue: "y queriéndole matar temió al pueblo".
San Jerónimo
Temía él una sedición popular por causa de Juan, que, como él sabía, había bautizado ya un gran número de judíos; pero él era esclavo del amor por su mujer y esta pasión le había hecho despreciar los preceptos de Dios.
Glosa
El temor de Dios corrige y el temor de los hombres aplaza pero no cambia la voluntad, y los que se detienen en el borde del crimen, vuelven con más furor al mismo crimen.