Y venida la mańana, todos los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a la muerte. Y lo llevaron atado y lo entregaron al presidente Poncio Pilato. Entonces Judas, que le había entregado, cuando vio que había sido condenado, movido de arrepentimiento, volvió las treinta monedas de plata a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos, diciendo: "He pecado entregando la sangre inocente". Mas ellos dijeron: "¿Qué nos importa a nosotros? viéraslo tú". Y arrojando las monedas de plata en el templo, se retiró, y fue y se ahorcó con un lazo. (vv. 1-5)
San Agustín, de consensu evangelistarum 3,7
El Evangelista había tejido anteriormente su narración refiriendo aquellas cosas que sucedieron al Seńor hasta el amanecer, pero volvió para narrar la negación de Pedro, terminada la cual continuó lo demás hasta la mańana. Y dice: "Habiéndose hecho de día, entraron en consejo contra Jesús todos los príncipes de los sacerdotes y ancianos del pueblo para entregarle a la muerte".
Orígenes, in Matthaeum, 35
Creía que con la muerte se extinguiría la doctrina y la fe en aquéllos que le habían creído como Hijo de Dios. Insistiendo, pues, en sus proyectos, ataron a Jesús, que desataba a los demás y así le llevaron al procurador Poncio Pilato.
San Jerónimo
Observa la solicitud de los sacerdotes que pasaron en vela toda la noche para cometer un homicidio, y entregaron atado a Jesús a Pilato, porque tenían la costumbre de entregar atado ante el Juez al que condenaban a muerte.
Rábano
Pero debe notarse que no fue entonces la primera vez que le ataron, sino que ya poco antes lo habían hecho en el huerto como dice San Juan.
San Juan Crisóstomo, in Matthaeum. hom. 84,3
No le mataron ocultamente porque querían destruir su gloria, en razón a que muchos le admiraban, y por esto se empeńaron en matarle públicamente y delante de todos; y a este fin le llevaron ante el prefecto.
San Jerónimo
Viendo, pues, Judas al Seńor condenado a muerte, les devolvió a los sacerdotes el precio, como si estuviera a su arbitrio el cambiar la sentencia. "Entonces Judas, que le había entregado, cuando vio que había sido condenado, movido de arrepentimiento, devolvió las treinta monedas de plata a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos diciendo: he pecado entregando sangre inocente".
Orígenes, in Matthaeum, 35
Contéstenme los que inventan cierta fábula sobre dos naturalezas en el hombre, ¿por qué Judas conociendo su pecado dijo: "Pequé entregando la sangre del justo"; sino por la buena semilla de inteligencia y virtud que sembró Dios en el alma racional, la cual no cultivó Judas, y por esto cayó en tal pecado? Si, pues, si hay algún hombre de tal naturaleza que haya de perderse, Judas fue el que más perteneció a esta clase. Si después de la resurrección de Jesucristo hubiera dicho esto, acaso lo hubiera dicho obligado a arrepentirse de su pecado en fuerza de la misma resurrección. Pero ahora, viendo que había sido entregado Jesús a Pilato, se arrepintió tal vez acordándose de lo que Jesús había dicho repetidamente sobre su futura resurrección. Sin duda que Satanás, que había entrado en él, le apremió hasta que entregó a Jesús a Pilato; y después que logró lo que quería, salió de él y dejándole, pudo arrepentirse. ¿Pero cómo vio Judas que Jesús había sido condenado, si aun no había sido interrogado por Pilato? Acaso dirá alguno, que en su imaginación vio el resultado del proceso por lo que había visto. Otro dirá que lo que está escrito: "viendo Judas que había sido condenado", se refiere al mismo Judas, entonces sintió su maldad y se reconoció condenado.
San León Magno, sermones 52,5
Diciendo, sin embargo: "He pecado, entregando sangre inocente", persiste en la perfidia de su impiedad no reconociendo a Jesús como Hijo de Dios, sino tan sólo como hombre de nuestra condición puesto en peligro de muerte, cuya misericordia hubiese inclinado a su favor, si no hubiera negado su omnipotencia.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 85,2
Observa que se arrepintió cuando había consumado su pecado. El diablo no permite a aquéllos que no velan, que vean el mal hasta que lo consuman.
Sigue: "Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? Viéraslo tú".
Remigio
Como si dijeran: ¿Qué nos importa a nosotros si es justo? Esto era de tu cuenta. Esto es, tu obra se manifestará como sea. Algunos quieren que se lean juntas estas palabras: "A nosotros qué, tú lo vieras" para que haga este sentido: ¿qué concepto hemos de tener de ti, que confiesas haber entregado al justo?
Orígenes, in Matthaeum, 35
Cuando el diablo se aparta de alguno, observa el instante favorable, y cuando le ha inducido a un segundo pecado, acecha la ocasión para el tercero. A la manera que aquél que primero abusó de la esposa de su padre, se arrepintió de esta maldad; pero después el diablo exageró de tal manera su tristeza que llegó al extremo de perder al desgraciado. Algo semejante pasó en Judas, pues luego que se arrepintió, no supo contener su corazón, sino que se dejó llevar de la tristeza inspirada por el diablo, la cual le perdió. Y sigue: "Y marchándose se ahorcó". Pero si hubiera procurado hacer penitencia y la hubiese practicado a tiempo, sin duda hubiera encontrado a aquél que dijo: "No quiero la muerte del pecador" ( Ez 33,11). Pero tal vez quiso adelantarse a la muerte de su maestro, y salirle al encuentro con el alma separada del cuerpo, para que confesando y rogando mereciese misericordia; pero no consideró que no debe el siervo de Dios sacarse de este mundo, sino esperar que Dios lo disponga.
Rábano
Se colgó de un lazo para manifestar que era detestado del cielo y de la tierra.
San Agustín, De quaestiones novi et veteri testamentorum, q. 94
Pero ocupados los príncipes de los sacerdotes en la muerte del Seńor desde el amanecer hasta la hora de nona, ¿cómo se prueba que Judas les entregó el precio de la sangre que había recibido, antes de la crucifixión del Seńor, y les dijo en el templo: "He pecado, entregando sangre inocente"? Aunque todos los príncipes y los ancianos del pueblo no estuvieron en el templo antes de la pasión del Seńor, y en la cruz lo estuvieron insultando, no puede probarse con ello que lo de Judas fue antes de la pasión del Seńor, cuando hay muchas cosas que ciertamente ocurren antes de los hechos y son narradas después. Pero quizás Judas se arrepintió después de la hora de nona, preso del miedo al ver que había muerto el Salvador, y que debido a ello se había desgarrado el velo del templo, que la tierra tembló, que se rompieron las piedras y que chocaron los elementos. Sin embargo, después de la hora de nona también estaban ocupados los ancianos y los príncipes de los sacerdotes en la celebración de la pascua; y en el sábado estaba prohibido por la ley aun llevar dinero encima. Por esto yo creo que no es posible saber en qué día -ni en qué tiempo-, puso Judas fin a su vida.