Y estando sentado El en el monte del Olivar, se llegaron a El sus discípulos en secreto, y le dijeron: "Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué seńal habrá de tu venida y de la consumación del siglo?" Y respondiendo Jesús, les dijo: "Guardaos que no os engańe alguno; porque vendrán muchos en mi nombre, y dirán: yo soy el Cristo, y a muchos engańarán". (vv. 3-5)
Remigio
Continuando el Seńor en su camino, llegó hasta el monte de los Olivos. Y mientras en el camino algunos de sus discípulos mostraban y alababan la construcción del Templo, delante de éste El les predijo que habría de ser destruido completamente. Por esto, habiendo llegado al monte de los Olivos, se acercaron a El para preguntarle. Por lo cual se dice: "Y estando sentado El en el monte Olivar".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 75, 1
Se aproximaron en secreto, porque habían de preguntarle acerca de grandes cosas. Deseaban, pues, saber el día de su venida, porque deseaban con vehemencia ver su gloria.
San Jerónimo
Le preguntan tres cosas. Primera, cuándo sería destruida Jerusalén, diciendo: "Dinos, ¿Cuándo serán estas cosas?" En segundo lugar, en qué tiempo vendría Jesucristo, y por eso le dicen: "¿Y qué seńal habrá de tu venida?" En tercer lugar, en qué tiempo sucederá la conclusión del mundo. Por esto dicen: "Y de la consumación del siglo".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom 75,1
San Lucas dice que sólo preguntaron acerca de Jerusalén, creyendo que cuando Jerusalén fuese destruida habría de suceder la venida de Jesucristo y el fin del mundo. San Marcos dice que no preguntaron todos acerca de la destrucción de Jerusalén, sino únicamente San Pedro, San Juan, Santiago y San Andrés, porque eran los que hablaban con el Salvador con más libertad y confianza.
Orígenes, in Matthaeum, 27
Creo que el monte de los Olivos representa la Iglesia formada con los gentiles.
Remigio
El monte de los Olivos no tiene árboles infructuosos sino olivares, por medio de cuyo aceite se alimenta la luz para ahuyentar las tinieblas, para dar descanso a los fatigados y salud a los enfermos. Por lo tanto, sentándose el Salvador en el monte de los Olivos en frente del templo, y exponiendo a los judíos su ruina y destrucción, da a entender que El, estando quieto y sosegado en su Iglesia, condena la soberbia de los impíos.
Orígenes, in Matthaeum, 27
El labrador, residente en el monte de los Olivos, es la Palabra de Dios confirmada en su Iglesia. Es decir, que Jesucristo siempre está injertando los ramos de la oliva silvestre sobre el buen olivar de los padres. Los que tienen confianza ante Jesucristo, quieren conocer alguna seńal de su venida y del fin del mundo. De dos maneras tiene lugar la venida del divino Verbo sobre el alma. Primero, cuando se verifica la predicación de Jesucristo; esto es, cuando predicamos que Jesucristo ha nacido y ha sido crucificado. Su segunda venida tiene lugar cuando viene sobre los varones perfectos, de quienes se dice: "Publicamos su sabiduría entre los perfectos" ( 1Cor 2,6); a esta segunda venida acompańará la consumación del mundo en un varón perfecto, para quien el mundo está crucificado.
San Hilario, in Matthaeum, 25
Y como los discípulos le preguntaron tres cosas, las separa en tres diferentes tiempos y con tres significaciones. Les responde primero acerca de la destrucción de la ciudad, y después les confirma la verdad de sus palabras, no sea que alguno se atreva a engańarles. Por esto sigue: "Guardaos de que no os engańe alguno, porque vendrán muchos en mi nombre y dirán, yo soy el Cristo".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 75,1
El Seńor no respondió inmediatamente ni acerca de la destrucción de Jerusalén, ni de su segunda venida, sino de los males que en seguida debíamos evitar.
San Jerónimo
Uno de aquéllos de quienes se trata, fue Simón el samaritano, de quien leemos en los Hechos de los Apóstoles ( Hch 8,9), que se atribuía a sí mismo una gran virtud, de quien leemos en sus obras entre otras cosas, estas palabras: yo soy la palabra de Dios, yo soy omnipotente, yo soy todo lo de Dios. Pero San Juan Apóstol dice en su carta: "Habéis oído que ha de venir el Anticristo, pues ahora hay muchos anticristos" ( 1Jn 2,18). Y yo creo que todos los herejes son anticristos. No debe llamar la atención si vemos que algunos son seducidos, porque el Seńor ha dicho: "A muchos engańarán".
Orígenes, in Matthaeum, 27
Son muchos los seducidos, porque la puerta que conduce a la perdición es ancha, y son muchos los que entran por ella. Y esto solo es bastante para conocer la falsedad de los anticristos que dicen: "Yo soy el Cristo", lo que nunca se lee que haya dicho el Salvador. Eran suficientes para creer que El fuese el Cristo, las obras de Dios, la doctrina que enseńaba y su propia virtud. Toda palabra que explica las Sagradas Escrituras para que se crea en ellas, pero que no dice verdad, debe considerarse como el Anticristo. Jesucristo es la verdad, y toda verdad fingida, es el Anticristo. Sabemos además que todas las virtudes son Cristo y todas las falsas virtudes el Anticristo porque el diablo tiene en la apariencia para seducir a los santos todas las clases de bienes, que posee Cristo en la verdad para edificar a los hombres, por lo tanto, necesitamos el auxiliio de Dios, para que nadie nos engańe, ni predicación, ni virtud alguna. Es malo, pues, encontrar a alguno que se equivoca en su conducta, pero aun es peor no pensar según la regla segurísima de las Sagradas Escrituras.