Entonces se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los magistrados del pueblo en el atrio del príncipe de los sacerdotes, que se llamaba Caifás; y tuvieron consejo para prender a Jesús con engańo y hacerle morir. Mas decían: "no en el día de la fiesta, porque acaso no sucediese alboroto en el pueblo". (vv. 3-5)
Glosa
El Evangelista pone de manifiesto los preparativos de toda la maquinación que precedió a la pasión que el mismo Jesucristo había anunciado. Por esto dice: "entonces se congregaron los príncipes de los sacerdotes".
Remigio
La palabra entonces, va unida a las anteriores, esto es, antes de que se celebrase la Pascua.
Orígenes, in Matthaeum, 35
No los verdaderos sacerdotes, ni los verdaderos ancianos, sino los de aquel pueblo, que en la apariencia era el de Dios. Y en realidad era el pueblo de Gomorra, que no comprendiendo que aquél era el sumo sacerdote de Dios, le tendían asechanzas; y desconociendo al Primogénito de toda criatura, se convinieron contra El que es el más anciano de todas las cosas.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 79,3
Meditando inicuos proyectos, se dirigieron al príncipe de los sacerdotes, para que les diese un poder que él no debía dar. Muchos eran los príncipes de los sacerdotes, siendo así que la ley no permitía más que uno. En lo que se manifestaba el principio de disolución de la nación Judía; Moisés había mandado que no hubiera más que un príncipe de los sacerdotes, y muerto éste, se eligiera otro, pero después vinieron a ser anuales. A éstos, pues, llama aquí príncipes de los sacerdotes, porque lo parecían.
Remigio
Son dignos de condenación, no sólo porque se reunieron, sino también porque eran príncipes de los sacerdotes. Porque cuanto mayor es el número de los que se reúnen para perpetrar algún mal, y más altos, esclarecidos y nobles fueren, tanto más grave es el delito que se comete, y por ello mayor la pena que se les prepara. A fin de manifestar la sencillez e inocencia del Seńor, ańade el Evangelista: "para prender a Jesús con engańo y hacerle morir", pues reunieron consejo para prender y matar con engańo a aquél en quien no podían hallar causa alguna de muerte.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 79,3
Tuvieron consejo, pues, para prenderle ocultamente y matarle; pero temían al pueblo, y por eso esperaban que pasara la fiesta, diciendo: "no en el día de la fiesta". Pues el diablo no quería que Cristo padeciera en la Pascua para que no se hiciera pública su pasión. Los príncipes de los sacerdotes no lo decían por temor de Dios, es decir, porque no se agravase su pecado, cometiéndolo en este día; sino porque en todo pensaban mundanamente. Por eso que sigue: "no ocurriese acaso un tumulto en el pueblo".
Orígenes, in Matthaeum, 35
Por las varias opiniones del pueblo en que unos amaban a Cristo, otros le aborrecían, otros creían en él, y otros no.
San León Magno, sermones, 58,2
Al acordar los príncipes de los sacerdotes disposición para que no se originara tumulto un día santo, no se proponían la santificación de la fiesta, sino la impunidad del crimen, pues temían, no que el pueblo pecara, sublevándose las turbas en la principal solemnidad, sino el que Cristo se les escapara.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 79,3
Pero el furor en que ardían les hizo cambiar de decisión porque habiendo encontrado un traidor mataron a Cristo en la misma festividad.
San León Magno, sermones, 58,1
Parécenos que fue providencia divina, el que los príncipes de los judíos, que tantas veces habían buscado ocasión de sacrificar a Cristo, no pudieran saciar su furor más que en la solemnidad de la Pascua. Convenía, pues, que lo que había sido figurado y prometido mucho antes, tuviese manifiesto y cumplido efecto, y el sacrificio figurativo fuera sustituido por el verdadero. Completóse con un solo sacrificio el de las variadas y diferentes víctimas, para que las sombras desapareciesen ante la realidad, y cesaran las figuras en presencia de la verdad; la hostia se transforma en otra hostia, la sangre hace desaparecer otra sangre, y las ceremonias legales se cumplen cuando desaparecen.