Y ellos querían prenderle: mas se salió de entre sus manos, y se fue otra vez a la otra ribera del Jordán, a aquel lugar en donde primero estaba bautizando Juan, y se estuvo allí. Y vinieron a El muchos, y decían: "Juan en verdad no hizo ningún milagro. Mas todas las cosas que Juan dijo de éste, eran verdaderas". Y muchos creyeron en El. (vv. 39-42)
Beda
El Evangelista muestra que los judíos aún perseveraban en su comenzada locura: "Y ellos querían prenderle".
San Agustín, in Joanem tract 48
No por la fe y por la inteligencia, sino por la ira y por la muerte. Tú lo prendes para poseerlo; ellos querían prenderlo para perderlo. Por eso ańade: "Mas se salió de entre sus manos". No pudieron prenderlo porque no tenían las manos de la fe. Pero no era difícil al Verbo sacar su carne fuera de las manos de la carne.
Crisóstomo, in Joanem hom 60
Cuando Cristo ha hablado algo extraordinario, al punto se retira, para aplacar con su ausencia el furor de ellos. Esto es lo que hace ahora. "Y se fue otra vez a la otra ribera del Jordán". El Evangelista designa el nombre de este lugar para que recuerdes todas las cosas que allí hizo y dijo Juan, así como su testimonio.
Beda
Estas palabras: "En donde primero estaba", esto es, desde su primera edad. El nos refiere que durante su retiro a este lugar, muchos vinieron a El: "Y vinieron a El muchos, y decían: Juan, en verdad, no hizo ningún milagro".
San Agustín, ut supra
Esto es: no mostró ningún milagro. No lanzó a los demonios, no dio vista a los ciegos, no resucitó a los muertos.
Crisóstomo, ut supra
Mira qué razonamientos tan irrecusables hacen ellos. Juan, dicen, no hizo ningún milagro, pero Este los ha hecho; lo cual demuestra la preeminencia de Este. Después, para que no se rehúse el testimonio de Juan, so pretexto de que no hizo ningún milagro, ańaden: "Mas todas las cosas que Juan dijo de Este eran verdaderas". Si hemos de creer en el testimonio de Juan, con mucha mayor razón debemos creer en el testimonio de Aquel que tiene a su favor la prueba de los milagros. "Y muchos creyeron en El".
San Agustín, ut supra
He aquí a los que prenden al que se queda, pero no como los judíos querían prender al que se retiraba. Y nosotros también sirvámonos de la lámpara para llegar al día, porque Juan era la lámpara y daba testimonio del día.
Teófilacto
Nótese que el Seńor condujo frecuentemente a las turbas a los lugares solitarios, arrancándolas de la sociedad de los impíos para hacerles dar más fruto, de la misma manera que sacó al pueblo al desierto para darle la Ley antigua. En sentido místico, el Seńor retirándose de Jerusalén (esto es, del pueblo judío), se traslada a lugares en que había fuentes, esto es, desde los pueblos del gentilismo a la Iglesia que tiene la fuente del bautismo; por lo cual, a través del Jordán, muchos van a Cristo.